martes, 24 de febrero de 2015

Carta de un ángel a su sobrino

Mi querido sobrino,

No puedo evitar sorprenderme de que a estas alturas de tu labor me preguntes por la cuestión del Amor tal y como hiciste en tu última carta. Pensaba que a los ángeles jóvenes como tú os habrían instruido ampliamente en la escuela al respecto de estos temas tan fundamentales de conocer a la hora de guiar las almas humanas pues, sin duda, el Amor es uno de los asuntos en el que los humanos invierten gran parte de su tiempo durante su vida en la Tierra. A modo de consejo personal, te recomiendo que cualquier duda que te pueda surgir en tu labor no la calles, pues tu ignorancia al respecto no debe ser motivo de vergüenza. Muy al contrario, preguntar al respecto y asumir tu desconocimiento sobre este o cualquier otro asunto demuestra humildad por un lado y deseos de aprender por otro, y ambas son cosas buenas. Por mi parte, como tío tuyo que soy, haré todo lo posible para que tu ignorancia se reduzca lo más posible y poder enseñarte todo lo que sé, que, si bien será más de lo que tú sabes, siempre será menos de todo lo que cabe conocer; cuenta conmigo para todo aquello que necesites, yo estaré encantado de poder ayudarte. 

El tema del Amor es un tema complejo. Para los ángeles como tú y como yo es sin duda la mayor y más elevada experiencia que nuestro Padre Celestial nos ha concedido. En otras palabras, el Amor es lo más grande que existe. Definir el Amor es sin duda una tarea mucho más compleja que experimentarlo, decir que se limita a desear el bien del ser amado sería incompleto en el mejor de los casos pues, como ya sabrás, cuando se ama no sólo se desea el bien del otro sino que, más bien, no se distingue entre el otro y el yo, todo pasa a ser uno y desear el bien del otro es lo mismo que gozar con su bien más que con el propio. 

Hemos invertido algún esfuerzo en estudiar la cuestión a fondo cuando se trata de iluminar el camino humano. Nuestras acciones han conseguido grandes avances en este terreno, aunque todavía queda mucho por hacer. Debes comprender que los humanos experimentan el Amor en una dimensión mucho más limitada que en la que nosotros podemos hacerlo gracias a nuestra naturaleza puramente espiritual. Poder contemplar a Nuestro Padre que está en los Cielos es la experiencia más amorosa que ningún ser puede sentir, nosotros, como espíritus puros que somos lo sabemos pero, a los hombres, esa experiencia les es negada durante la primera fase de su existencia y, por ello, su comprensión del Amor nunca puede ser completa hasta que alcanzan a ver el Rostro de Dios.

En los últimos años hemos conseguido influir muy positivamente en las consciencias humanas y en su imaginario colectivo para facilitarles la tarea de comprender el Amor y así elevarlo a las cotas más sagradas del pensamiento humano. A pesar de la labor llevada a cabo por el Enemigo, hemos conseguido que la idea del utilitarismo no cale en las mentes humanas más allá de un mero pragmatismo inicial que, finalmente, siempre se les revela como erróneo, ya que, una comprensión completa del Amor, les haría ver que amar por el hecho de que es útil sería una completa equivocación. Eso sería una mera simbiosis entre seres similares, pero el Amor es mucho más que eso. 

Naturalmente el Amor es un asunto complejo y, como comprenderás, querido sobrino, en una carta como esta no hay espacio suficiente para tratar el tema con la profundidad que se debiera para abarcarlo en su totalidad. Por ello me centraré en las líneas más generales y que creo te serán de mayor utilidad en tu tarea de guiar el alma humana durante su estancia en la Tierra. Si consigues influir a tu protegido para que el Amor se convierta en un elemento superior en su vida habrás conseguido un gran avance en la tarea que te ha sido encomendada, así que no menosprecies esa esfera de su vida.

Hay que comprender que los ángeles partimos con ventaja en este tema pues, como sabrás, la racionalidad que impregna todo nuestro ser permite comprender a la perfección un elemento tan real como es el Amor. Todo nuestro conocimiento al respecto se basa en las dos formas más comunes del conocimiento, la propia experiencia y la comprensión racional. La propia experiencia demuestra que el Amor es la experiencia espiritual más elevada que cualquier ser puede experimentar. Fíjate bien en que digo experimentar y no sentir, pues, a diferencia de lo que algunos puedan pensar, el Amor no es un mero sentimiento, tiene su origen en una unión espiritual plena con el ser amado y, aunque tiene un elemento sensual en los humanos, el sesgo espiritual es infinitamente más poderoso que el sentimiento físico que lo acompaña. Por otro lado, mediante el uso de la razón se puede llegar a la comprensión lógica del Amor. Para ello es necesario entender la naturaleza del Amor en su dimensión más radical que consiste en la supresión total de las barreras que definen el yo.

Afirmar “yo te amo” es lo mismo que decir que, en cierto sentido, no encuentro diferencias entre tú y yo, y no me refiero a que tengamos cosas en común, eso sería establecer similitudes entre entes distintos. Decir “te amo” es decir que, básicamente, tú y yo somos la misma cosa, a pesar de tener existencias diferenciadas. Sin duda el Amor es la creación más grande que nuestro Padre Celestial ha concebido jamás, pues permite la unidad y la multiplicidad de los seres al mismo tiempo y, con ello, la unidad de toda la creación en un acto de absoluto y eterno Amor. 

El Enemigo no puede entender el Amor. Lo más que consigue es entender que en un momento dado un individuo sienta gratitud hacia otro que le ha hecho un favor, pero eso no es Amor como erróneamente piensan. Eso, en el mejor de los casos, es simbiosis o intercambio de favores. El Amor es un acto desinteresado, no espera recibir nada a cambio del bien causado porque el bien causado es trabajo y recompensa al mismo tiempo. Sin duda el Enemigo, habiéndose alejado tanto de nuestro Padre Celestial, ha entrado en una espiral de ignorancia que le impide ver la naturaleza del Amor tal y como realmente es. 

De todos los amores que el ser humano experimenta en su vida terrenal es, sin duda, el amor de pareja uno de los más intensos, sólo superado por el Amor a los hijos, que es el más elevado que un humano en la Tierra puede gozar. No deberías descuidar ninguno de los dos puesto que, a través de uno y otro, el humano puede alcanzar la salvación de su alma.

Algunos poetas humanos han acuñado la idea romántica de que el Amor vencerá la muerte, sin duda inspirados en el episodio de la Encarnación, esa fue nuestra mayor victoria sobre el Enemigo porque, efectivamente el Mesías venció la muerte y regresó de los Infiernos demostrando que el Amor es capaz de sobrevivir a la más absoluta destrucción y con su sacrificio, a pesar de que el Enemigo lo ignore, ya están salvadas todas las almas de la Humanidad. 

Esta idea es sumamente poderosa porque efectivamente, el hecho de que el Amor sea capaz de salvar a los humanos de la muerte es el regalo más grande que Nuestro Padre Celestial ha concedido al género humano. No de la muerte física, naturalmente, pero sí de la muerte espiritual. El enamoramiento tiene la maravillosa cualidad de volver buenos a los seres humanos. Sin duda es algo que no dura para siempre, tienes que entender que de todos los amores que puede sentir el hombre, el de la pareja, a pesar de su intensidad, es también de los más efímeros. En realidad esto no cambia el bien que hace porque deja huella en el corazón del hombre para siempre y con ello su labor está lograda. Si un humano muere estando enamorado será casi imposible que podamos perderlo. Por el contrario, si no conoce el Amor, especialmente en sus formas más intensas, aquellas en las que se estaría realmente dispuesto a dar la propia vida para salvar la del ser amado, será mucho más difícil que entre directamente en los Cielos sin tener que pasar antes por el Purgatorio. 

Es por esto por lo que dicen que el Amor salva de la muerte. En los últimos años los humanos se han vuelto especialmente egoístas y esto sí que es un error que debemos subsanar con nuestra sabia y recta guía. Nosotros, al igual que el Enemigo, no podemos obligar a los humanos a actuar de un determinado modo, su libre albedrío se impone por encima de nuestros actos. Lo único que podemos es influir en su corazón introduciendo en su mente las ideas y los pensamientos necesarios para que configuren su realidad de acuerdo a lo que les es más adecuado para su propia salvación. De esta forma, la salvación de su alma no es algo impuesto desde fuera sino que es un logro de ellos mismos, consiguiendo con ello completar su propio ser y actuando en colaboración con Nuestro Padre Celestial en la creación de su propio ser como hombre. En verdad nuestro amado Padre es tan grande y tan generoso que ha querido que los humanos sean partícipes del maravilloso acto que es la creación y ha encontrado la manera para que, aunque ellos no lo sepan, sean sus propios creadores al ser actores principales en la salvación de su alma sin que por ello Él pierda un mínimo de su acción amorosa que les da la vida. 

Es por ello, sobrino, que en tu tarea de guía de las  almas deberás siempre conseguir que el paciente se acerque lo más posible a una vida llena de Amor en cualquiera de sus formas. Hay muchas formas de amar, aquí sólo he mencionado el Amor a los hijos y el Amor a la pareja pero, como sabes, hay infinitud de maneras de amar, casi tantas como seres hay en el Universo. En estas líneas no me da tiempo ni espacio suficiente para detallarte detenidamente todas ellas pero, al margen de las formas de Amor que pueda encontrar tu protegido en su vida terrenal, deberás tener siempre presente una cosa: No existe ninguna cosa mala en el Amor, toda acción inspirada por el Amor será siempre buena. Puede que haya consecuencias inesperadas, pero esas se deberán, sin duda, a la ignorancia de otros elementos partícipes en la ecuación. Sin embargo, pase lo que pase, el Amor salvará a la Humanidad. Por ello fomenta el Amor en todas sus formas en la vida de tu humano, si hay Amor los otros bienes vendrán por sí solos. 

Me despido de ti con la esperanza de que mis palabras te sean de utilidad, tanto en tu tarea de protector de almas como en la tarea de crecer en sabiduría. Sabes que los ángeles amamos de forma grandísima y, en mi caso, siendo yo tu tío, mi Amor por ti es todavía mayor si cabe. Recibe todo mi Amor en esta carta y que mis palabras te inspiren para llenar el corazón de tu protegido con este mismo Amor que ahora te transmito. 

Atentamente, tu querido tío.

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