martes, 30 de diciembre de 2014

La Bestia que gritó en el Corazón del Mundo

Vi entonces que la mujer de cabellos dorados abrazaba un bebé y lo estrechaba contra su pecho. Pero sucedió entonces que tembló toda la tierra y el cielo se estremeció. Las montañas que estaban en el oriente se quebraron y nació de sus entrañas una bestia informe que tenía muchos brazos pero ninguna cabeza.

La bestia se lanzó con prontitud sobre la mujer de cabellos dorados que estaba con el niño y se lo arrancó de entre los brazos. Sin embargo la mujer no supo lo que había sucedido porque tenía un espejo en su mano derecha mientras que con la izquierda se peinaba una y otra vez sin reparar en que su hijo había sido separado de su lado.

Comenzó entonces la bestia a devorar al bebé que había robado y lo hacía con ansia como si de un Saturno cegado por el miedo se tratara. Cuando terminó con la criatura la mujer eterna gimió de dolor al descubrir la tragedia que había acontecido y su llanto se oyó desde el ancho cielo hasta el profundo Tártaro que es habitado por monstruos sin forma y demonios traidores.

Siguió a su llanto un grito como nunca antes se había oído pero fue la bestia quien profirió el aullido ahora. Gritó con tal fuerza que se quebraron las montañas cercanas y lejanas, los mares se secaron y el cielo se tornó negro y rojo como la sangre que fluye, pero no era el cielo de la noche porque no había estrellas ni tampoco luna, ni cuerpo celeste alguno que brillara entre las nubes porque todo era negro y latía paciente derramando muerte sobre las cabezas de todos los mortales a los que cobijaba.

Murieron las esperanzas de la humanidad cuando la bestia devoró la joven criatura y ahora la mujer de cabellos dorados se había tornado en anciana con la cabeza blanca y se lamentaba de lo ocurrido. Lanzó el espejo contra las montañas que parían humo y fuego y se rompió en pedazos muchos que desaparecieron por entre las llamas para siempre. En aquel momento murieron las vanidades de los hombres.

Entonces la bestia gritó por segunda vez y comenzó a alimentarse de la anciana que no se defendía y se dejaba morir mientras lloraba  por el hijo perdido. Cuando hubo sido aniquilada la bestia se sentó y un profundo sueño se adueñó de su voluntad. Sucedió entonces que cesó el fuego y el humo y surgieron por todos lados vientos fríos que congelaron la tierra y también a la bestia que dormía.

Un manto de nieve negra y ceniza cubrió todo el mundo y el cielo se hizo frío como el hielo que seguía siendo negro pero sin sangre. El invierno lo invadió todo y duró su reino por mil años. Pasados los mil años nació un niño de entre el polvo y las ruinas del mundo antiguo que cultivó la tierra y cuidó los árboles para que dieran frutos muchos y comenzó el nuevo Génesis.

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